Con lo descrito en los párrafos anteriores podemos ir estructurando las diferentes etapas que configuran el Empleo con Apoyo y que trataremos de detallar a continuación:
Análisis del Puesto de Trabajo, en el cual trataremos de describir y desmenuzar aquellas variables de interés relacionadas con el puesto, la persona y el contexto en el que se desarrolla: Perfil requerido por la empresa, condiciones laborales y/o contractuales, funciones, Tareas, herramientas necesarias, destrezas, habilidades, aptitudes, actitudes, condiciones físicas de la empresa (análisis ambiental, luz, ruidos, etc…), condiciones de accesibilidad (barreras arquitectónicas, de la comunicación, transporte).
Búsqueda del/la trabajador/a con discapacidad, Conocimiento y valoración de candidatos/as, a través de diferentes instrumentos como la entrevista, la observación, la simulación y role-playing, escenificando condiciones y tareas similares a la que luego desarrollaría en su puesto habitual; etc…; teniendo como objetivo principal la adecuación puesto-trabajador.
Paralelamente se procura un reforzamiento de todas aquellas técnicas, destrezas y estrategias básicas de orientación y búsqueda de empleo, así como, de aquellos hábitos y habilidades precisas para el inicio en un trabajo. Un ejemplo es el trabajo que se desarrollaría consolidando estrategias de afrontamiento ante una entrevista de trabajo o en la elaboración de un currículo vital, pues como cualquier otro candidato a empleo, la persona en cuestión pasará por estas fases a la hora de buscar un primer empleo.
Entrenamiento en el Puesto de Trabajo, a través del acompañamiento del/la trabajador/a en el desarrollo de las funciones y tareas propias de su puesto de trabajo, facilitándose la adaptación de la persona en la empresa. Se trataría de realizar un proceso de enseñanza – aprendizaje teniendo como figura clave el/la preparador/a laboral, que procuraría orientar a la persona en la empresa, el aprendizaje de las tareas y habilidades que demanda el trabajo a desarrollar, la adquisición de las actitudes y valores predominantes en su contexto laboral, la búsqueda de apoyos naturales que colaboraran en el proceso y, en definitiva, la consecución y mantenimiento de una actividad laboral por parte de la persona con discapacidad, en las mismas condiciones que cualquier otra (Normalización y Socialización).
Paulatinamente y en función del progreso de la persona, el/la preparador/a laboral ira disminuyendo el nivel de acompañamiento.
Evaluación, Valoración y Seguimiento, de todo el proceso de integración laboral de la persona con discapacidad, realizándose de manera continúa un análisis de los progresos del individuo, de la adquisición de las tareas. Todo ello a partir de la puesta en práctica de diferentes instrumentos de evaluación, autorregistros, observaciones directas, registros de tareas, entrevistas, cuestionarios de satisfacción, etc.
La evaluación también nos permite que se establezca un feedback que permitirá al preparador laboral valorar sus intervenciones, la necesidad de cambio en su trabajo diario e incluso la idoneidad del /la candidata/a derivado al puesto de trabajo.
La valoración de los resultados obtenidos en relación a la adaptación de la persona en su trabajo diario permite al profesional una toma de decisiones acerca del tipo de apoyo que la persona necesita, y sobre el momento en el cual ha de comenzar a retirar paulatinamente el mismo. Es decir, en función de la evaluación progresiva existirá una reducción progresiva de la cantidad e intensidad de los apoyos.
Comentar que no se abandona al/la trabajador/a sino que se realiza un seguimiento, bien telefónico, o presencial, es decir, una observación a distancia del proceso de inclusión sociolaboral y del mantenimiento, generalización y consolidación de las metas que se habían marcado en el itinerario individualizado del individuo.